El Camino de Santiago está siempre abierto al peregrino. Encontrarás gente en sus senderos y albergues durante todo el año, pero bien es cierto que supone una experiencia bastante distinta según en el mes que decidas realizarlo. Normalmente, los meses de julio y agosto, los más veraniegos, son los meses que más tránsito de peregrinos tienen. ¿Pero es la mejor época para ponernos las botas y salir a caminar? En teoría no necesariamente. Vamos a ver los pros y los contras de cada época para que podáis decidir cuál es la que más os conviene.
El Camino de Santiago en verano
Es verdad que en verano, debido a que por el periodo vacacional hay más gente, encontrarás más facilidades (bares y tiendas de temporada abiertos, mejores condiciones del camino…) y más posibilidades de socializar o conocer gente, pero no hay que olvidar que el intenso calor le va a pasar factura a tu organismo (sobre todo si no vas con una gran preparación física). Además, las masificaciones en esta época pueden incomodarte en ocasiones, en especial cuando encuentres albergues abarrotados en ciertos puntos.
El Camino de Santiago en Invierno
En invierno encontrarás un clima muy duro en muchas etapas que harán ciertos tramos muy difíciles de practicar (especialmente en el Camino del Norte, el Portugués y el Primitivo) Sin embargo, bien es cierto que realizar el Camino en invierno tiene un cierto “encanto” especial en muchas zonas nevadas y el paisaje que encontraremos, pero hay que llevar mucho cuidado y escoger un Camino lo más accesible posible que nos haga posible peregrinar sin excesivos problemas.
El Camino de Santiago en meses de “entretiempo
Por tanto, la opción que parece más factible es realizarlo en épocas de “entretiempo”, bien sea en primavera o al final del verano. En los meses de abril, mayo, junio y septiembre encontraremos ya bastante ambiente peregrino sin saturaciones, y una temperatura bastante llevadera sin riesgos de golpes de calor. No obstante, en esta época del año todavía no hay clima “seco” como en otros lugares de España, por lo que hay que prevenirse ante la lluvia y el frío de igual forma, porque si no tendremos dificultades añadidas.