El Burgo Ranero - Mansilla de las Mulas

El Burgo Ranero

El Burgo Ranero es un pueblo típico leonés, con origen datado del siglo XII, donde a lo largo de los siglos muchos comerciantes sacarían partido del paso del Camino para establecer allí sus negocios y ampliar la importancia de la pequeña población. Actualmente tiene algo menos de 1.000 habitantes, y un enfoque muy jacobeo con varios albergues siempre con hueco donde poder pasar la noche. De entre sus calles, llenas de adobe y ladrillo típico de las tierras de León, destaca sobre todo la Parroquia de San Pedro, la cual custodiaba una talla románica de la Virgen que actualmente se guarda en el Museo Catedralicio de León. En los parajes cercanos a El Burgo Ranero se produjo un curioso episodio narrado por el peregrino Domenico Laffi en el siglo XVII, relacionado con la muerte de un peregrino que fue devorado por los lobos. Muchos peregrinos se acercan a poner dedicatorias u ofrendas al mismo. El camino que nos llevará hasta Mansilla de las Mulas será de nuevo muy plano, con un descenso progresivo de los 880 a los 800 metros desde el inicio hasta el final.

Mansilla de las Mulas

En la Mansilla de las Mulas se respira un auténtico aire medieval, pues sus restos de muralla (en algunos puntos prácticamente intacta todavía) dan fe de su pasado como fortaleza, allá por el siglo XII, además de otros muchos vestigios y edificios, como la Puerta del Castillo (por la que deberemos acceder al pueblo para seguir correctamente la tradición), o la iglesia parroquial de Santa María. Por su lado izquierdo podremos ver el río Esla, que baña prácticamente la localidad desde los inicios del asentamiento, con un puente de origen medieval que lo atraviesa. Si pasas en verano es bastante probable que coincidas con sus jornadas medievales (25 de julio), su fiesta del tomate (domingo anterior al último de agosto) o las fiestas patronales de la vila (segundo domingo de septiembre) Actualmente la población consta de algo menos de 2.000 habitantes, pero no obstante conserva la calma y el bienestar propios de un municipio pequeño del campo castellano. Aquí podremos descansar en alguno de sus albergues y reponer fuerzas antes de la llegada a León, siguiente gran ciudad que nos espera en el Camino.

Itinerario

Saldremos de Burgo y nos toparemos con la Laguna de la Manzana, una de las muchas que pasaremos por la Tierra de Campos (si bien ya habremos atravesado alguna anteriormente más pequeña), lo cual nos da una perspectiva al paraje de la meseta, a veces un tanto repetitivo. Tomaremos una nueva pista atravesando una grandísima llanura pasando por el arroyo del Valle de la Granja, para luego llegar al de Valdasneros tras un par de kilómetros. Seguiremos con el monótono paisaje a nuestro lado y tendremos que tomar el desvío de Villamarco. Aquí tomaremos la pista que hará una curva, bajará por las vías del tren y de nuevo cruzará otro arroyo, esta vez el de Valdearcos. Nos toparemos entonces con uno de los pocos repechos que nos esperan, y llegaremos finalmente a Reliegos, población que tendremos que atravesar para volver a la pista. Si deseamos hacer una parada, aquí dispondremos de varios albergues y bares, aunque lo más aconsejable es hacerlo de tirón hasta Mansilla de Mulas. Volveremos a la senda de los plátanos que ya tomáramos en la pasada etapa, mientras también volvemos a recuperar los paisajes de cereales y el horizonte muy lejano que nos han acompañado ya desde hace muchísimos kilómetros. Tendremos que recorrer unos cinco kilómetros hasta llegar a Mansilla de Mulas, pasando a mitad de este trayecto por un viaducto que nos hace pasar por debajo de la N-601, para después pasar un canal de riego y enfilar la población final de nuestra etapa. No obstante, la etapa “original” se extendería directamente hasta León, en lo que serían unos 37 kilómetros, lo cual nosotros consideramos excesivo para afrontar las siguientes etapas con frescura, por lo que recomendamos seguir este corte aunque nos lleve un día más. Debido a que en otras localidades también encontramos servicios como Puente Villarente o Arcahueja, podemos alargarla algo más sin necesidad de llegar a la capital de provincia, lo cual va a gusto de cada uno. Nosotros optamos por la opción de Mansilla por su interés cultural, sus servicios completos y la división que hace de la etapa original en casi dos mitades, lo cual luego no nos descompensa.

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